Claro que hay días grises... Días en los que realmente
dan ganas de tirar la toalla, de bajar los brazos y rendirse. Días en los que el
enojo con la vida misma, no permite ver más allá de ese remolino que zarandea.
Días en los que el cielo parece negro y cada cosa a enfrentar, un muro
gigantesco de roca dura. Días, en que los ojos no pueden llorar más, porque se
han gastado las lágrimas; y noches, en las que el sueño parece haber huido, o
hace creer, que confabula con la tristeza.
¡Si! hay muchos días de esos, tantos, que
mil veces creemos no aguantar ni un minuto más, porque asfixia, desespera, y en
vez de pensar positivamente, a todo le buscamos el punto negativo.
Pero no todos son días oscuros...
Hay días, en los que la vida, nos da un cachetazo para
despertarnos y nos quita ese lente trágico y nostálgico. ¡Vaya que los hay!
Y es en esos días, en los que decidimos ponerle color
a pesar de… ¡la vida muestra su magia!
Puedo decirte que yo… en esos días, en los que
arremeto contra toda tristeza que quiera esclavizar mi ser, es cuando tengo la
enorme bendición de ver y sentir, esa maravillosa alfombra roja, que nos tiende
la vida…
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