Recomenzar
Con el coraje amedrentado,
los sueños se replegaron a un rincón del
alma.
La última caída, mató todo vestigio
de ilusiones incipientes.
Me quité las alas y las colgué en un rincón del corazón…
Los sueños, hicieron pacto con las certezas,
y
yo lo permití, sin dame cuenta.
El corazón y toda yo, moríamos de
tristeza,
esclavos de una tonta cobardía.
Desempolvé las alas y en un acto total
de rebeldía,
tiré por la
borda, las anclas de los “no puedes,”
y resurgieron
mis alas, renovadas,
sanas, fortalecidas…
Mónica Beneroso
(Yeruti)
(Derechos reservados de la autora)
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