En tus brazos… aunque invisibles
El cielo se arrodilla a mis pies… y me dejo llevar por su amor…
¿Es pecado, dejarme seducir y vivir flotando entre las nubes?
Me tiendes una alfombra de algodones y extasías mis pupilas,
arrullas mi alma con tu hálito tibio.
Meces el cabello del último abedul sobreviviente
y tiñes el horizonte de ocres…
Apretando los ojos, sueño, prometo, ¡Es para mí!
Hasta mi llega un susurro… un eco perdido entre luces y sombras…
Aunque invisibles… descansa en mis brazos, cuando la vida te pese…
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