Cuando el cielo se inclina y los ángeles hablan
La noche, tendió su mantel de sombras
sobre el azotado tejado, de mi corazón desvalido,
ajado, de tanta lágrima guardada…
Desbordado por un torrente irrefrenable,
se dejó vencer…
Como una eterna diadema de perlas,
rodaron por mis mejillas,
intentando como espinas, adherirse a la piel
de un rostro conocido de memoria.
Las puertas del silencio, crujiendo se abrieron,
esperando dar paso, a un alma encomendada.
Mas aquella enredadera
que plantamos juntos,
hizo estallar sus flores,
en señal de desacuerdo.
Su luz, esfumó el cortejo de la soledad…
¡No! ¡No llevaré nuestras alegrías,
a ese oscuro túnel que me acecha!
No permitiré que borres la sonrisa que pintó en mis labios,
ni me hurtarás los recuerdos, tiñéndolos de amargura.
La noche cambió su mantel de sombras,
por un estrellado manto,
y la diadema coronó mi rostro,
como lo hacían las yemas de sus dedos.…
¡Qué liviana se siente el alma!
Feliz! .... Participé en una dinámica inspirada en una imagen y hoy recibí esta alegría! Gracias!!! a Manantial Poético por este reconocimiento!
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