Antídoto y veneno
Si alzo los ojos al cielo, éste
puede vestirse de mar,
o poblarse de blancos corderitos.
Todo, en pos de distraer
al ejército que acosa en la cabeza.
Si me recuesto a llorar en su regazo,
puede tapizarse la tierra,
de rosas perfumadas de olvido y sin espinas.
( Serían inútiles, no podrían herir lo herido.)
Si mojo mis pies de es espuma,
puede el mar, hacer un minuto de silencio
y hasta teñirse de rojo, el mismo rojo de la sangre…
Si una lágrima se suicida,
lanzándose al vacío,
podría la tierra abrirse en dos,
solo para tragarse las penas…
Pero no puede el alma, así tan fácil, des-envenenarse,”
cuando el antídoto, es el propio veneno.
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