Abrazada a la nostalgia
No pude escaparme de sus brazos…
Llegó como siempre, cuando el sol bosteza y se despide…
Dio varias vueltas a mí alrededor; me cercaba,
y las fuerzas, una vez más me abandonaban...
Sentí que nada podría hacer para zafarme.
Dejé de luchar… y me abracé,
casi con ferocidad, ala nostalgia…
Y lloré…lloré…hasta quedar sin fuerzas,
sin lágrimas… sin aliento…
Las manos temblorosas,
solo tomaron la pluma que asumió el mando,
y deslizándose a su antojo,
tradujo a la perfección cada susurro del corazón.
Empapada quedó aquella hoja en blanco
y tatuada la nostalgia,
con la tinta de mi sangre…
Mónica Beneroso
(Yeruti)
(Imagen extraída de la web)
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