El último beso
Las mañanas ya no eran las mismas.
Uno a uno, sus amigos habían ido cayendo, con aquel rugido insoportable, que hacía un mes
silenciaba al bosque.
El final estaba muy cerca para los dos.
En ese último mes, hicieron el máximo esfuerzo, lo imposible, por acercarse más y más, y vencer esos pocos centímetros, que los separaban el uno del otro.
Cuando al fin sus pieles se tocaron, se unieron en lo que habría de convertirse, en un beso eterno.
Un nuevo amanecer los sorprendió unidos y así se sucedieron los ocasos.
Aquel desesperado intento por amarse, antes de perecer… les devolvió a los hombres,ese poquito de humanidad que aun guardaban en sus corazones.
Hoy son los árboles amantes, símbolo del bosque sagrado de un reino casi perdido,
entre el corazón y la razón.
Mónica Beneroso
(Derechos reservados de la autora)